Él simplemente se dejaba querer y eso a ella le bastaba. Era suficiente una sonrisa suya para que se le encogiera el corazón. Necesitaba verlo cada día; no esperaba que él le hablase, sólo verlo moverse y sonreir...Cuando no podía estar con él llamaba para escucharlo intentando ponerle gesto a sus palabras.
- ¿Cómo he vivido todo este tiempo sin él? - se preguntaba ella cuando pensaba en su vida anterior a ese día de verano en que lo conoció.
Lo que sentía por él no crecía día a día; fue siempre, estuvo siempre dormido dentro de ella...y Nacho lo había despertado.
En estos pensamientos estaba Eva cuando la dependienta de la sección de música le preguntó si podía ayudarla en algo. Le explicó que sólo miraba. Nunca le gustó que los dependientes la atosigaran, prefería mirar a solas. En su safari por la sección de música encontró un CD que estaba segura que a él le gustaría.
- !Nacho, ven que tengo una sorpresa! - gritó Eva nada más atravesar el umbral de casa.
- !Qué es, qué es, dámelo ya! - dijo Nacho con un brillo de impaciencia e ilusión en los ojos sin dejar de dar saltitos.
- Pero antes dame un abrazo y un beso muuuuyyyyy grande.
Eva se agachó hasta estar a la altura del niño, que como operario montador de una fábrica de coches, ejecutó un abrazo brevísimo con una sola mano mientras que con la otra intentaba arrebatarle a Eva el regalo.
- Gracias tía Eva, pero ¿cómo sabías que quería este CD ? - preguntó Nacho con una risita nerviosa.
Precioso relato. Espero que ea el primero de muchos.
ResponderEliminarSuerte
que precioso,me ha gustado mucho,me gustaria seguir leyendote con tu permiso te sigo
ResponderEliminarbesitossss
Tienes dos premios en mi blog.
ResponderEliminarSaludos